viernes, 8 de mayo de 2009

REFLEXIÓN SOBRE LA ENFERMEDAD



Hemos vivido durante estos días pasados una contingencia sanitaria a causa de la epidemia de Influenza humana que durante casi quince días ha infectado a muchas personas en nuestro país y fuera de él. Y no sólo eso sino que también hubo durante estos días decesos de personas a quienes se les complicó la situación de esta enfermedad. 


Este es un acontecimiento que no debe quedar solamente en la nota que los medios nos dan, ni siquiera en las especulaciones que podemos hacer sobre la información que nos llega, es ocasión también para ir dentro de nosotros y descubrir la voz de Dios en estos hechos, la reflexión sobre nuestra fragilidad no esta de más y el hacerla con los ojos puestos en la misericordia de Dios nuestro Padre debe llenarnos de esperanza.  


Les presentamos a continuación un video que contiene una reflexión sobre la enfermedad en ocasión de la epidemia de influenza en México, los seminaristas del 4to. año de Teología del año escolar 2008-2009 del Seminario de Monterrey, comparten su experiencia de fe entorno a este acontecimiento que hemos vivido en nuestro país. Esperamos que les guste y no dejen de hacernos sus comentarios en el lugar destinado para ello en la parte derecha de nuestro blog. 


martes, 31 de marzo de 2009

CANTO INÉDITO PARA NUESTRO PROGRAMA

Hace algunas semanas solicitamos a nuestros hermanos Rafa y Fabián del Seminario Menor que compusieran un canto lema para nuestro programa.

Ellos se pusieron las pilas y armaron tanto la música como la letra del canto titulado "Llamados a servir".

Este sábado pasado 28 de marzo lo grabamos en el estudio de RedCM y he aquí el resultado... más adelante les presentaremos también el canto ya modulado y remasterizado por nuestro amigo Luis Carlos operador de RedCM



De ahora en adelante este canto animará los segmentos de nuestro programa.

Muchas gracias a Rafa y a Fabián por su disposición y por compartirnos su talento.

miércoles, 18 de marzo de 2009

PROGRAMA SOBRE NUESTRO NUEVO OBISPO AUXILIAR


Este próximo sábado 21 de marzo el tema de nuestro programa será la Consagración Episcopal de nuestro nuevo obispo auxiliar: Mons. Jorge Alberto Cavazos Arizpe

Compartiremos algunos datos interesantes sobre este acontecimiento histórico en nuestra Iglesia Diocesana y compartiremos algunos testimonios sobre la labor de Mons. Jorge en la formación de los seminaristas.

Sintonízanos este sábado a las 11:00 a.m.

te esperamos...

sábado, 21 de febrero de 2009

Mensaje del Santo Padre para la Cuaresma 2009


CIUDAD DEL VATICANO, 3 FEB 2009 (VIS).-Se ha publicado hoy el Mensaje de Benedicto XVI para la Cuaresma 2009. El texto, fechado el 11 de diciembre de 2008, lleva por título un versículo del Evangelio de San Mateo: "Jesús, después de hacer un ayuno de cuarenta días y cuarenta noches, al fin sintió hambre". Sigue el documento íntegro en su versión española:

"Al comenzar la Cuaresma, un tiempo que constituye un camino de preparación espiritual más intenso, la Liturgia nos vuelve a proponer tres prácticas penitenciales a las que la tradición bíblica cristiana confiere un gran valor: la oración, el ayuno y la limosna, para disponernos a celebrar mejor la Pascua y, de este modo, experimentar el poder de Dios que, como escucharemos en la Vigilia pascual, "ahuyenta los pecados, lava las culpas, devuelve la inocencia a los caídos, la alegría a los tristes, expulsa el odio, trae la concordia, doblega a los poderosos".

"En mi tradicional Mensaje cuaresmal, este año deseo detenerme a reflexionar especialmente sobre el valor y el sentido del ayuno. En efecto, la Cuaresma nos recuerda los cuarenta días de ayuno que el Señor vivió en el desierto antes de emprender su misión pública. Leemos en el Evangelio: "Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. Y después de hacer un ayuno durante cuarenta días y cuarenta noches, al fin sintió hambre". Al igual que Moisés antes de recibir las Tablas de la Ley, o que Elías antes de encontrar al Señor en el monte Horeb, Jesús orando y ayunando se preparó a su misión, cuyo inicio fue un duro enfrentamiento con el tentador.

"Podemos preguntarnos qué valor y qué sentido tiene para nosotros, los cristianos, privarnos de algo que en sí mismo sería bueno y útil para nuestro sustento. Las Sagradas Escrituras y toda la tradición cristiana enseñan que el ayuno es una gran ayuda para evitar el pecado y todo lo que induce a él. Por esto, en la historia de la salvación encontramos en más de una ocasión la invitación a ayunar. Ya en las primeras páginas de la Sagrada Escritura el Señor impone al hombre que se abstenga de consumir el fruto prohibido: "De cualquier árbol del jardín puedes comer, mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que comieres de él, morirás sin remedio". Comentando la orden divina, San Basilio observa que "el ayuno ya existía en el paraíso", y "la primera orden en este sentido fue dada a Adán". Por lo tanto, concluye: "El 'no debes comer' es, pues, la ley del ayuno y de la abstinencia".

"Puesto que el pecado y sus consecuencias nos oprimen a todos, el ayuno se nos ofrece como un medio para recuperar la amistad con el Señor. Es lo que hizo Esdras antes de su viaje de vuelta desde el exilio a la Tierra Prometida, invitando al pueblo reunido a ayunar "para humillarnos -dijo- delante de nuestro Dios". El Todopoderoso escuchó su oración y aseguró su favor y su protección. Lo mismo hicieron los habitantes de Nínive que, sensibles al llamamiento de Jonás a que se arrepintieran, proclamaron, como testimonio de su sinceridad, un ayuno diciendo: "A ver si Dios se arrepiente y se compadece, se aplaca el ardor de su ira y no perecemos". También en esa ocasión Dios vio sus obras y les perdonó.

"En el Nuevo Testamento, Jesús indica la razón profunda del ayuno, estigmatizando la actitud de los fariseos, que observaban escrupulosamente las prescripciones que imponía la ley, pero su corazón estaba lejos de Dios. El verdadero ayuno, repite en otra ocasión el divino Maestro, consiste más bien en cumplir la voluntad del Padre celestial, que "ve en lo secreto y te recompensará". Él mismo nos da ejemplo al responder a Satanás, al término de los 40 días pasados en el desierto, que "no solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios". El verdadero ayuno, por consiguiente, tiene como finalidad comer el "alimento verdadero", que es hacer la voluntad del Padre. Si, por lo tanto, Adán desobedeció la orden del Señor de "no comer del árbol de la ciencia del bien y del mal", con el ayuno el creyente desea someterse humildemente a Dios, confiando en su bondad y misericordia.

"La práctica del ayuno está muy presente en la primera comunidad cristiana. También los Padres de la Iglesia hablan de la fuerza del ayuno, capaz de frenar el pecado, reprimir los deseos del "viejo Adán" y abrir en el corazón del creyente el camino hacia Dios. El ayuno es, además, una práctica recurrente y recomendada por los santos de todas las épocas. Escribe San Pedro Crisólogo: "El ayuno es el alma de la oración, y la misericordia es la vida del ayuno. Por tanto, quien ora, que ayune; quien ayuna, que se compadezca; que preste oídos a quien le suplica aquel que, al suplicar, desea que se le oiga, pues Dios presta oído a quien no cierra los suyos al que le súplica".

"En nuestros días, parece que la práctica del ayuno ha perdido un poco su valor espiritual y ha adquirido más bien, en una cultura marcada por la búsqueda del bienestar material, el valor de una medida terapéutica para el cuidado del propio cuerpo. Está claro que ayunar es bueno para el bienestar físico, pero para los creyentes es, en primer lugar, una "terapia" para curar todo lo que les impide conformarse a la voluntad de Dios. En la Constitución apostólica "Pænitemini" de 1966, el Siervo de Dios Pablo VI identificaba la necesidad de colocar el ayuno en el contexto de la llamada a todo cristiano a no "vivir para sí mismo, sino para aquél que lo amó y se entregó por él y a vivir también para los hermanos".

"La Cuaresma podría ser una buena ocasión para retomar las normas contenidas en la citada Constitución apostólica, valorizando el significado auténtico y perenne de esta antigua práctica penitencial, que puede ayudarnos a mortificar nuestro egoísmo y a abrir el corazón al amor de Dios y del prójimo, primer y sumo mandamiento de la nueva ley y compendio de todo el Evangelio.

"La práctica fiel del ayuno contribuye, además, a dar unidad a la persona, cuerpo y alma, ayudándola a evitar el pecado y a acrecer la intimidad con el Señor. San Agustín, que conocía bien sus propias inclinaciones negativas y las definía "retorcidísima y enredadísima complicación de nudos", en su tratado "La utilidad del ayuno", escribía: "Yo sufro, es verdad, para que Él me perdone; yo me castigo para que Él me socorra, para que yo sea agradable a sus ojos, para gustar su dulzura". Privarse del alimento material que nutre el cuerpo facilita una disposición interior a escuchar a Cristo y a nutrirse de su palabra de salvación. Con el ayuno y la oración Le permitimos que venga a saciar el hambre más profunda que experimentamos en lo íntimo de nuestro corazón: el hambre y la sed de Dios.

"Al mismo tiempo, el ayuno nos ayuda a tomar conciencia de la situación en la que viven muchos de nuestros hermanos. En su Primera carta San Juan nos pone en guardia: "Si alguno que posee bienes del mundo, ve a su hermano que está necesitado y le cierra sus entrañas, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios?". Ayunar por voluntad propia nos ayuda a cultivar el estilo del Buen Samaritano, que se inclina y socorre al hermano que sufre.

"Al escoger libremente privarnos de algo para ayudar a los demás, demostramos concretamente que el prójimo que pasa dificultades no nos es extraño. Precisamente para mantener viva esta actitud de acogida y atención hacia los hermanos, animo a las parroquias y demás comunidades a intensificar durante la Cuaresma la práctica del ayuno personal y comunitario, cuidando asimismo la escucha de la Palabra de Dios, la oración y la limosna. Este fue, desde el principio, el estilo de la comunidad cristiana, en la que se hacían colectas especiales, y se invitaba a los fieles a dar a los pobres lo que, gracias al ayuno, se había recogido. También hoy hay que redescubrir esta práctica y promoverla, especialmente durante el tiempo litúrgico cuaresmal.

"Lo que he dicho muestra con gran claridad que el ayuno representa una práctica ascética importante, un arma espiritual para luchar contra cualquier posible apego desordenado a nosotros mismos. Privarnos por voluntad propia del placer del alimento y de otros bienes materiales, ayuda al discípulo de Cristo a controlar los apetitos de la naturaleza debilitada por el pecado original, cuyos efectos negativos afectan a toda la personalidad humana. Oportunamente, un antiguo himno litúrgico cuaresmal exhorta: "Utamur ergo parcius, / verbis, cibis et potibus, / somno, iocis et arctius / perstemus in custodia - Usemos de manera más sobria las palabras, los alimentos y bebidas, el sueño y los juegos, y permanezcamos vigilantes, con mayor atención".

"Queridos hermanos y hermanas, bien mirado, el ayuno tiene como último fin ayudarnos a cada uno de nosotros, como escribía el Siervo de Dios el Papa Juan Pablo II, a donarse totalmente a Dios. Que en cada familia y comunidad cristiana, por tanto, se aproveche la Cuaresma para alejar todo lo que distrae el espíritu y para intensificar lo que alimenta el alma y la abre al amor de Dios y del prójimo. Pienso, especialmente, en un mayor empeño en la oración, en la lectio divina, en el Sacramento de la Reconciliación y en la activa participación en la Eucaristía, sobre todo en la Santa Misa dominical.

"Con esta disposición interior entremos en el clima penitencial de la Cuaresma. Que nos acompañe la Bienaventurada Virgen María, Causa nostræ laetitiæ, y nos sostenga en el esfuerzo por liberar nuestro corazón de la esclavitud del pecado para que se convierta cada vez más en "tabernáculo viviente de Dios". Con este deseo, asegurando mis oraciones para que cada creyente y cada comunidad eclesial recorra un provechoso itinerario cuaresmal, os imparto de corazón a todos la Bendición Apostólica".

jueves, 5 de febrero de 2009

Día del Seminario


Día del Seminario de Monterrey

En los próximos días, principalmente en los fines de semana del mes de febrero, los alumnos del Seminario de Monterrey salimos a las diferentes comunidades de la arquidiócesis, esto con la finalidad de tener un encuentro con el pueblo de Dios, que espera llenos de esperanza que la providencia de Dios les suscite los presbíteros necesarios para acercarles la vid de gracia y el amor de Dios.

Es sin duda alguna la oportunidad de conocer las necesidades del pueblo de Dios, de palpar el amor de ese pueblo hacia los enviados del Señor, es un alimento de vocación para cada una de nosotros los seminaristas que salimos al encuentro de las personas. Las muestras de amor de solidaridad, de oración que la gente realiza por nosotros son alicientes en nuestro caminar, así como pilares que sustentan nuestro caminar vocacional.

El día del Seminario, es por lo tanto, una fiesta de la Iglesia, no solo de los alumnos de esta casa de formación, es el momento en que unidos como un solo pueblo elevamos una especial petición de sacerdotes, en donde nos unimos para sostener espiritual y materialmente esta nuestra casa de formación, casa que pertenece a la misma Iglesia de Monterrey.

Son variadas las maneras en que podemos participar en este día tan especial, la primera y más importante es la oración, el sustento de toda vocación, es de donde se nutre el corazón del seminarista, es la petición de su pueblo a Dios para que los santifique. Esa oración se ve contestada en la respuesta de jóvenes a la vocación sacerdotal, ahí Dios responde a su pueblo, en cada sacerdote que celebra misa, en cada sacerdote que confiesa, en cada sacerdote que muestra la misericordia de Dios.

Otra forma de participar es ayudar en el sostenimiento de la casa del seminario, ya que las colectas de la arquidiócesis se destinan al seminario para su sostenimiento. Como seminaristas estamos sumamente concientes de las dificultades económicas que atraviesa el país, y es por eso que agradecemos más profundamente su colaboración, y al mismo tiempo nos compromete a realizar un esfuerzo por formarnos de una manera entregada y generosa, comprendemos que cada ayuda que la gente nos proporciona se funda en un sacrificio, un sacrificio que es ofrenda al Señor Jesús.

Y la tercer forma es la de platicar o promover las vocaciones al sacerdocio, no cerrar las opciones de nuestros jóvenes a un solo camino, sino abrirles el panorama completo de la vida, demostrando que también en la entrega generosa se llega a la plenitud de la persona.

Les invito a celebrar este día en oración y solidaridad esperando pronto poder ser un medio de santificación para la Iglesia.

Con tu ayuda seré sacerdote
Raúl Maldonado Márquez
Seminario de Monterrey
3º de Teología

lunes, 2 de febrero de 2009

ES CUESTIÓN DE AMOR

El escoger una vocación específica, ya sea el matrimonio, la vida religiosa, la vida sacerdotal etc. es verdaderamente una cuestión de amor.

Por el amor que sentimos por una persona podemos hacer muchas cosas, y este amor se ve fortalecido y queda manifiesto ante la Iglesia en el sacramento del matrimonio. Por este mismo amor la fidelidad es posible, gracias a que es más intenso que el propio egoísmo de alguno de los esposos. Aun más sólido es un matrimonio que tiene en medio de su vida conyugal a Dios que ilumina y acompaña cada paso que juntos dan en su historia.

La vida religiosa es un obsequio de amor a Dios, que mueve a los que siguen esta vocación a consagrarse y a dedicar toda su vida al servicio de sus hermanos según el carisma que rige su vida comunitaria. Es posible este estilo de vida por que el amor del religioso(a) se ve alimentado del Amor con el que está en contacto todos los días y que constituye la razón de su consagración.

Por el amor que los jóvenes van descubriendo en su vida y que se manifiesta en diversas formas, una de ellas en un continuo compromiso con algún apostolado de la Iglesia en el que se han dado cuenta de la necesidad de sacerdotes, el llamado de Dios a esta vocación resuena con fuerza en sus vidas y en un paso importantísimo de su vida buscan de alguna manera responder a este llamado. La vocación sacerdotal se sostiene de manera auténtica en un intenso amor a la Iglesia y en hacer propios los sentimientos de Jesús que incluyen necesariamente el amor a Dios nuestro Padre, que es el proveedor y renovador del ministerio de todo sacerdote que quiere seguir amando intensamente a la Iglesia.

Todos somos capaces del amor. Y según nuestras personalidades y circunstancias familiares o de sociedad vamos amando y dejándonos amar por las personas. Sin embargo el Amor de Dios siempre se derrama sobre nosotros a pesar de todo las circunstancias que nos rodeen. Solo basta pedirle a Dios que nos ayude a amar y el milagro se dará, nuestro corazón se transformará y abierto a la inspiración divina se desvivirá como el corazón de Jesús en amar sin medida.

Nuestra vida cristiana por lo tanto es cuestión de amor.

domingo, 25 de enero de 2009

Programa sobre San Juan Bosco


Hemos realizado un programa especial sobre San Juan Bosco y la comunidad parroquial que esta bajo su patronazgo. Y para ello hemos invitado al seminarista Héctor Leal, quien es originario de esta comunidad, escucha este programa en la barra lateral donde dice: "escucha el programa del 3 de enero"

En la foto Raúl y Diego, co-conductores de "Llamados a servir", en el templo de San Juan Bosco, unos meses antes del lamentable incendio que consumió el presbiterio que se ve al fondo.

jueves, 1 de enero de 2009

Nuevo año, ánimo renovado...

Este año nuevo, Dios nos lo regala para que realicemos en él nuestros anhelos más queridos...
eso sí poniendo de nuestra parte el mayor esfuezo, y la fe siempre firme en la voluntad y fidelisima compañía del Señor Jesús en nuestras vidas.

¡Feliz 2009!

una imagen dice mas que mil palabras...