jueves, 5 de febrero de 2009

Día del Seminario


Día del Seminario de Monterrey

En los próximos días, principalmente en los fines de semana del mes de febrero, los alumnos del Seminario de Monterrey salimos a las diferentes comunidades de la arquidiócesis, esto con la finalidad de tener un encuentro con el pueblo de Dios, que espera llenos de esperanza que la providencia de Dios les suscite los presbíteros necesarios para acercarles la vid de gracia y el amor de Dios.

Es sin duda alguna la oportunidad de conocer las necesidades del pueblo de Dios, de palpar el amor de ese pueblo hacia los enviados del Señor, es un alimento de vocación para cada una de nosotros los seminaristas que salimos al encuentro de las personas. Las muestras de amor de solidaridad, de oración que la gente realiza por nosotros son alicientes en nuestro caminar, así como pilares que sustentan nuestro caminar vocacional.

El día del Seminario, es por lo tanto, una fiesta de la Iglesia, no solo de los alumnos de esta casa de formación, es el momento en que unidos como un solo pueblo elevamos una especial petición de sacerdotes, en donde nos unimos para sostener espiritual y materialmente esta nuestra casa de formación, casa que pertenece a la misma Iglesia de Monterrey.

Son variadas las maneras en que podemos participar en este día tan especial, la primera y más importante es la oración, el sustento de toda vocación, es de donde se nutre el corazón del seminarista, es la petición de su pueblo a Dios para que los santifique. Esa oración se ve contestada en la respuesta de jóvenes a la vocación sacerdotal, ahí Dios responde a su pueblo, en cada sacerdote que celebra misa, en cada sacerdote que confiesa, en cada sacerdote que muestra la misericordia de Dios.

Otra forma de participar es ayudar en el sostenimiento de la casa del seminario, ya que las colectas de la arquidiócesis se destinan al seminario para su sostenimiento. Como seminaristas estamos sumamente concientes de las dificultades económicas que atraviesa el país, y es por eso que agradecemos más profundamente su colaboración, y al mismo tiempo nos compromete a realizar un esfuerzo por formarnos de una manera entregada y generosa, comprendemos que cada ayuda que la gente nos proporciona se funda en un sacrificio, un sacrificio que es ofrenda al Señor Jesús.

Y la tercer forma es la de platicar o promover las vocaciones al sacerdocio, no cerrar las opciones de nuestros jóvenes a un solo camino, sino abrirles el panorama completo de la vida, demostrando que también en la entrega generosa se llega a la plenitud de la persona.

Les invito a celebrar este día en oración y solidaridad esperando pronto poder ser un medio de santificación para la Iglesia.

Con tu ayuda seré sacerdote
Raúl Maldonado Márquez
Seminario de Monterrey
3º de Teología

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